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Update date:March 8, 2022
La mejor oportunidad es entre los 18 y los 24 meses.
Puntos a tener en cuenta
¿Tiene su hijo un comportamiento distraído en esas ocasiones?
Si su hijo siempre se está chupando el pulgar, intente dirigir su atención hacia otra cosa.
※¡Hay muchos métodos diferentes!
Comience por lo que pueda hacer.
Aunque lo obligue a dejar de chuparse el pulgar, no es una solución real.
Incluso puede tener el efecto opuesto y empeorar la situación. Puede provocar el cambio a otro hábito.
En su lugar, cree un amiente en el que su hijo pueda relajarse en su vida cotidiana.
Intente romper estos hábitos mediante los mismos métodos utilizados para la succión del pulgar.
Cuando coma una comida que tenga un rico sabor, demuéstrelo con su cara, y diga: “¡Mmm!” con entusiasmo. Deje que su hijo escuche las mismas palabras una y otra vez; para ello, hable de lo que sucede a su alrededor.
En lugar de decir: “Esto aquí” o “No hagas eso”, forme oraciones adecuadas como: “Pon el libro de dibujos sobre la mesa”.
Los niños pueden pronunciar palabras como “cugo” y “atobús”. El adulto debe repetir las palabras con la pronunciación correcta: “El jugo es bueno, ¿verdad?”. “Sí, puedes ver el autobús”. No haga que el niño repita la pronunciación correcta.
Al hacer muchas cosas, su hijo tendrá más experiencias de las que extraer palabras y podrá imaginar diferentes situaciones.
Los niños pasan la mayor parte del día jugando.
Disponga de lugares en la casa en los que su hijo pueda jugar libremente.
Lea la historia en voz alta y miren juntos los dibujos al ritmo de su hijo.
Los niños recuerdan las palabras de las canciones que les cantan sus padres. También recuerdan cómo se forman las palabras.
Pronuncie con claridad.
Haga coincidir su forma de hablar con la de su hijo. A continuación, agregue algo a lo que él quiere decir. De esta manera, su hijo aprenderá nuevas palabras de forma natural y será capaz de utilizarlas por sí mismo.
Así como los niños son todos diferentes en lo que respecta a su capacidad física, son diferentes en cuanto a la forma de aprender el lenguaje.
No obligue a su hijo. Cree un ambiente en el que le resulte fácil aprender.
No lo ponga a prueba ni lo obligue a responder al decir: “¿Cómo se llama esto? Es un gato. Tú sabes que es un gato. ¡Di gato!”. Esto no ayudará al desarrollo de su lenguaje.
En su lugar, a medida que transcurre su vida diaria, cuando su hijo muestre interés en, por ejemplo, un gato, dígale: “Oh, hay un gato ahí”.
Niño: ¡Un “paz”! (pez)
Padre/Madre: No es un “paz”, es un “pez”.
…Esto no es justo para el niño.
Se pondrá triste si la palabra que dijo es negada por un ser querido.
Padre/Madre: ¡Así es, es un pez!
…Repita la palabra correctamente para que la aprenda.
Si el padre/madre habla para sí mismo e intenta que su hijo lo/a imite, hablar no será divertido para el niño, sino que será molesto.
Haga que su ritmo coincida con el de su hijo, y muéstrele lo divertido que es conversar.
Cuando los niños utilizan el dedo para señalar, están hablando sin palabras.
Los niños señalan para mostrar su sorpresa y diversión, y le dicen: “Mira, mira, ¡hay algo aquí!”.
Este es otro ejemplo de la conexión entre padre/madre e hijo.
Aunque esté ocupado, trate de ponerse en el lugar del niño y respóndale.
Dígale, por ejemplo: “Sí, ¡hay un perrito ahí!” o cántale una canción que se adapte a la situación, y permita que se divierta. Se interesará en más cosas. Esto lo estimula para aprender palabras nuevas.